Refutando 3 falacias estatistas

Himar Almeida

¿Te quedas en blanco cuándo tu amigo zurdo te tira falacias? La izquierda suelta muchas de estas, pero en tu artículo del viernes de hoy vamos a indagar en ellas y refutarlas. Los dos primeros puntos del artículo de hoy están inspirados en la presentación que el economista Santiago Calvo impartió la semana pasada en la Universidad de Verano de las Hespérides y del Juan de Mariana. Todos los créditos de esos puntos a él.

En el artículo de hoy:

  • Mito 1: Los ricos son ricos porque heredaron

  • Mito 2: Hay que regular las empresas para proteger al consumidor

  • Mito 3: El empresario explota al trabajador

¿Los ricos son ricos por herencia?

Como bien saben, la riqueza no viene dada, hay que crearla. Y por eso tampoco se reparte, no es una tarta que haya que elegir a quien le toca, y los ricos se quedan con la gran parte de esta.

Si Amancio Ortega y Elon Musk no hubieran existido, no es que toda su fortuna se repartiría entre todos nosotros, simplemente la riqueza que crearon no existiría, no sería de nadie. Entendiendo eso, es más fácil comprender que la mayoría de ricos se hacen a sí mismos, pero, ¿por qué no ver datos?

La Universidad de Michigan hizo un estudio sobre la evolución de trabajadores entre 1975 y 1991. Estaban divididos por quintiles, es decir, grupos de 5:

  • 20% más rico

  • 20% segundo más rico

  • 20% renta normal

  • 20% segundo más pobre

  • 20% más pobre

(hemos usado vocabulario amigable para que todos lo entiendan)

👉 Pues con el paso del tiempo, el 90% del quintil más pobre salió de este.

👉 El 29% de todos los quintiles logró llegar al quintil más rico.

👉 Solo el 5% permaneció en el quintil más bajo y el 1% de la población permaneció en estado real de pobreza.

¿Qué quiere decir esto? Los progres ignoran la dimensión temporal. Como piensan que la riqueza está dada, creen que los ricos siempre serán ricos, y los pobres siempre pobres.

No.

A medida que pasa el tiempo, las personas aprenden, mejoran y ganan más dinero. la experiencia, el ahorro, y el capitalismo al fin y al cabo, a medida que pasa la vida, enriquece.

Cómo cita Santiago Calvo en su prensentación:

"Describir a las personas de una franja en particular como los “pobres” o los “ricos” significa asumir de forma implícita que van a permanecer para siempre en esos tramos, cuando, en realidad, en la mayoría de estudios se prueba que rara vez se quedan en el mismo quintil de la renta entre una década y la siguiente."

- Santiago Calvo

Seguimos.

Según Dave Ramsey el 79% de millonarios estadounidenses, no recibieron herencia. Dos tercios de ellos se hicieron a sí mismo. Por lo que sumado a lo anterior, esto demuestra que ser rico no es cuestión de suerte ni privilegios, sino de mérito y disciplina asesina. No es recibir una herencia, es ser mejor que el resto. Esto es motivador y esperanzador. A su vez, muestra que difícil es mantener una fortuna.

Aunque parece estar refutado, seguimos destruyendo el argumento, ya por placer.

Hay indicios que también parecen indicar el poder de la herencia genética. Niños adoptados en familias ricas, no han tenido tanto éxito como los hijos biológicos de familias ricas. Esto lo estudiaron en Corea del Sur, Sacerdote (2002/2007).

Esto incluye perseverancia, habilidades sociales, resiliencia, templanza, buenos valores que no solo me gustan, sino que biológicamente hay personas más predispuestas a tenerlas que otras, gracias a la hernecia genética, y no a la riqueza monetaria.

En resumen:

  • Solo la minoría de las fortunas se heredan

  • Hay dinámica temporal, a lo largo del tiempo la gente se enriquece.

  • La herencia biológica explica el éxito de los hijos de los ricos.

¿Las regulaciones a empresas protegen al consumidor?

La mayoría de estatistas quieren que las empresas tengan múltiples regulaciones y requisitos para operar, para proteger al consumidor del malvado empresaurio.

Aquí hay tela fina para repartir argumentos.

Sobre regular con licencias: esto le interesa a las empresas que ya operan en el mercado. De hecho, las defienden a muerte. Una licencia para dar servicios de transporte como taxi o uber, beneficia al que ya está en el mercado suponiendo una barrera de entrada gigantesca, limitando la competencia.

¿Qué pasa si limitas la competencia?

Precios más caros, peor servicio y menos innovación.

En canarias de dónde yo soy, estas regulaciones hacen que Uber no exista aquí. Esto solo beneficia al lobby de los taxistas (llorones incompetentes) a costa de la comodidad y el bolsillo de todos los canarios. Otro ejemplo es renfe. Es un servicio de mierda, siento las palabras, pero es que tienen un arrogancia encima que se merecen el insulto.

Seguimos.

Sí tanto asco le tienen a los más ricos, las regulaciones de este estilo mata a las pequeñas y medianas empresas, y le da igual a las grandes. Las grandes con más recursos, pueden contratar abogados, delegar gente en hacer los trámites etc. Cosas muy costosas que empresas de 1 o 2 personas y bajos recursos, los quiebra. Y las grandes compañías aprovechan su poder económico y político para influir y "capturar" a las agencias reguladoras, impulsando normas que dificultan la entrada de competidores más pequeños

También estas grandes empresas ejercen como grupos de presión para aumentar regulaciones que limiten la competencia, véase los taxis, la banca, las eléctricas etc.

Seguimos,

El paper de arriba, comenta que las empresas enfrenta unas ¡200.000 regulaciones! y su análisis concluye que las consecuencias principales son:

  • Menos empleo

  • Menos empresas

Ambos dan como resultado: menos competencia.

En resumen:

  • Las regulaciones con licencia perjudican al consumidor

  • La burocracia perjudica a las pequeñas empresas y beneficia a las grandes

  • La regulación tiene costes económicos notables

¿El empresario explota al trabajador?

Si buscas “Explotación laboral” en google, lo primero que aparece es: “La explotación laboral se define como recibir un pago inferior al trabajo que se realiza”.

Esta definición está mal, de hecho, es que la explotación laboral no existe.

Esto es la herencia que nos dejó Karl Marx. Y es que en su teoría del valor trabajo, en resumidas cuentas, el valor viene del tiempo socialmente necesario para producir un bien o servicio.

Siguiendo esa teoría, la teoría de la explotación, parece ocupar un sentido, ya que puedes saber cuánto vale el trabajo por su tiempo empleado, pero está todo mal.

La teoría del valor trabajo fue ya desmontada desde la revolución marginalista en la que se teorizó que el valor de los bienes es subjetivo, no se puede medir. Cada uno valora las cosas de manera distinta y está dispuesto a pagar o aceptar por estas precios distintos.

Por ende, no hay una tabla objetiva que diga cuánto debes cobrar por X trabajo. Eso lo determina el mercado.

Vales lo que otros quieran pagar por ti, no lo que diga Marx que vales. Entonces la teoría de la explotación se sostiene en una teoría errónea, que es la del valor trabajo.

Pero bueno, que voy a destrozar también la teoría de la explotación como si la del valor trabajo fuera correcta (que no lo es), la cual sostiene que el capitalista no aporta nada, cuando en realidad sí, y mucho:

  • Aporta capital: Su dinero ahorrado (y como vimos casi nunca heredado), un préstamo, maquinaria, etc.

  • Aporta información: Qué producir, qué hacer, cómo hacerlo, de qué manera organizarse, dónde etc.

  • Aporta riesgo: Si sale bien, él gana más que nadie, si sale mal, él pierde más que nadie: toda su inversión.

Por eso viene bien recordar que las malas condiciones de trabajo y pocas oportunidades, vienen de la falta de competencia que crea el exceso de regulaciones, no de la maldad del empresario.